Gheorghe Muresan, el Gigante al que salvó la vida el baloncesto

Los dos caminos para llegar a medir una altura de 231 centímetros (o algo más) son, o bien proceder de una familia en la que los genes lleven ya de por sí unas condiciones previas para ser alto, o bien que se produzca un desorden de la naturaleza que lleve a una altura desproporcionada a una persona que en teoría debería tener una altura común. Este último es el caso de Gheorghe Muresan.

Los padres de Muresan tenían una altura normal y todo apuntaba a que el joven Gheorghe sería un niño más de la pequeña ciudad de Cluj de la región de Transilvania en Rumanía, pero el destino le deparaba algo muy distinto.

Su altura empezó a ser desproporcionada y tras visitar varios médicos le fue diagnosticada Acromegalia (o gigantismo), una enfermedad rara que afecta a la glándula pituitaria y produce un exceso de hormona del crecimiento. Esta patología lleva aparejada la aparición de tumores en la glándula pituitaria, aunque generalmente suelen tener carácter benigno.

Precisamente en una de esas visitas médicas, cuando contaba ya con 14 años, un médico que le trataba le preguntó que en que equipo de baloncesto jugaba y éste le contestó que en ninguno, que de hecho nunca había jugado a ese deporte. A partir de ese momento y tras varios contactos con clubes del país, Muresan terminó enrolándose en el Universidad de Cluj, un equipo de la liga profesional rumana.

En ese club se le empezó a formar y a pulir para llegar a ser un jugador de baloncesto determinante.

En la temporada 1991-1992 su equipo se enfrentó en segunda ronda de la antigua Recopa de Europa al Pau Orthez francés y Gheorghe Muresan tuvo una actuación individual simplemente demoledora.

El interminable pivot de 231 centímetros logró poner contra las cuerdas al equipo francés, pero finalmente los galos se llevaron la eliminatoria por un ajustado margen de 5 puntos entre el resultado del partido de ida y el de la vuelta.

Aquella fue la famosa competición que ganó el Real Madrid en 1992 tras el robo y canasta en el último segundo de Rickey Brown frente al Paok de Salónica.

Gheorghe Muresan con el Pau Orthez
Gheorghe Muresan con el Pau Orthez

La actuación de Muresan fue tan impactante que al año siguiente el Pau Orthez se hizo con sus servicios.

El equipo francés le ayudó en terminar su formación física y deportiva y le prestó un escaparate inmejorable para ser estudiado por los ojeadores de otros equipos como por ejemplo el Barcelona de la Liga Española. En su único año en el equipo francés se hizo con la Copa de la liga francesa.

La fama del Gigante rumano rápidamente llegó a los scouters de la NBA y pronto le pusieron bajo seguimiento por ser claramente un jugador drafteable y, finalmente, en el Draft de 1993, los Washington Bullets (Wizards) decidieron apostar por él en la posición número 30.

Los Bullets apostaron firmemente por él, a pesar de que en aquellos momentos, se le detectó un tumor en la glándula pituitaria que le podía afectar el nervio óptico. Los de Washington le ayudaron en la organización de la cirugía y del tratamiento que le extirpó el tumor y que le permitió alargar la esperanza de vida de alguien con la enfermedad de Acromegalia.

Curiosamente en aquel momento la llegada de Muresan a la NBA, tuvo un menor impacto del que hubiera tenido cualquier otro jugador de 231 centímetros en otro momento de la historia, pero la elección de Shawn Bradley y sus 229 centímetros en ese mismo draft, e incluso, la coexistencia en ese momento en la liga con Manute Bol, hicieron que Muresan pasara un tanto desapercibido.

Gheorghe Muresan en el día del Draft
Gheorghe Muresan en el día del Draft

De hecho, incluso en Washington el acontecimiento no fue tan extraordinario como podría haber sido, ya que la franquicia de la capital de Estados Unidos ya había contado con otro jugador de 231 centímetros, Manute Bol.

A partir de ese momento, Muresan se convirtió junto con Manute Bol, en el jugador más alto de la historia de la NBA, ambos con 231 centímetros, pero siempre se ha dicho que el rumano era unos milímetros más altos que Bol y que rozaba los 232 centímetros. Esta información quedó en el marco de las leyendas urbanas, ya que nunca se llegó a confirmar este dato.

Muresan decidió utilizar un número muy poco común en la NBA, el 77. El motivo de la elección de esa cifra tan poco habitual era precisamente su altura ya que el 77 formaba su altura en pies y pulgadas… 7 pies y 7 pulgadas =231 centímetros.

La temporada de debut de Muresan en la NBA, se produjo un hecho muy poco recordado y un tanto desconocido en relación a Manute Bol. El pivot sudanés estaba en el ocaso de su carrera y ese año jugó dos partidos también con los Bullets.

De esta forma, Muresan y Bol, el 21 y el 26 de febrero de 1994 jugaron juntos con los de Washington Bullets convirtiéndose en la pareja más alta de compañeros de equipo de la historia de la NBA. Un record que parece tremendamente difícil de superar.

La primera temporada de Muresan en la NBA fue básicamente de entrada en contacto con la exigente competición. Sus cifras fueron bastante discretas, ya que tan solo sumó  5.6 puntos, 3.6 rebotes y 0.9 tapón en apenas 12 minutos por partido

A partir de esa primera temporada Gheorghe Muresan empezó a crecer deportivamente en los Bullets y temporada tras temporada fue mejorando sus cifras.

Muresan defendido por O'Neal
Muresan defendido por O’Neal

Su evolución le llevó en la temporada 1995-1996 a convertirse en el Jugador que más había mejorado del año tras promediar 14.5 puntos, 9.6 rebotes y 2.3 tapones por partido.

Además esa misma temporada y la siguiente de 1996-1997 lideró la NBA en porcentaje de acierto en tiro de campo.

Muresan vivía sus mejores momentos en la NBA y su popularidad iba en ascenso, incluso llegando a plantearse la posibilidad de que llegara a ser All Star, ya que en 1996 quedó quinto en la votación de los pivots de la Conferencia Este, quedando por detrás de nombres ilustres como Shaquille O’Neal, Pat Ewing, Alonzo Mourning y Rik Smits.

También fuera de las canchas su imagen comercial crecía de forma imparable, llegando a ser protagonista de anuncios de diferentes marcas e incluso a participar en producciones cinematrográficas y discográficas colaborando con actores como Billy Cristal o el cantante Eminem.

Precisamente tras la colaboración en la película My Giant  con Billy Cristal, sus problemas físicos se agravaron y se achacaron a que durante el rodaje de la película, Muresan no utilizó las prótesis que debía llevar para solucionar los problemas por un esguince en su tobillo derecho, problemas que terminaron derivando en una operación para descomprimir el ligamento de su tobillo.

Billy Cristal y Muresan en la película My Giant
Billy Cristal y Muresan en la película My Giant en 1998

En aquellos momentos, se le acusó de anteponer su vida extradeportiva a su vida profesional del baloncesto.

Sea por el motivo que fuera, los problemas físicos de Muresan le impidieron jugar al baloncesto durante la temporada 1997-1998 y a partir de ahí, ya en los New Jersey Nets, tan solo pudo jugar 31 partidos en dos temporadas. Los problemas en la espalda terminaron finalmente con su carrera.

Tras no poder superar los problemas físicos de esos años, Gheorghe Muresan se tuvo que retirar de la NBA con apenas 29 años, aunque no fue su retirada profesional.

Al año siguiente volvió a sus orígenes en Francia y volvió a jugar con el Pau Orthez, con quienes ganó la liga francesa, para posteriormente sí retirarse definitivamente.

En la NBA disputó 307 partidos de temporada regular y promedió 9.8 puntos, 6.4 rebotes y 1.5 rebotes. En playoffs tan solo jugó 3 partidos, pero fueron de los mas especiales de su carrera según él mismo ha recordado en algunas entrevistas, ya que se midió a los todopoderosos Bulls de Michael Jordan de la temporada 1996-1997.

Muresan intentando taponar a Michael Jordan
Muresan intentando taponar a Michael Jordan

El rival más recordado por Muresan es Shaquille O’Neal, del que llegó a decir que tras jugar con él estuvo más de dos días con dolores en los hombros de la fuerza en los desplazamientos que producía Shaq, inferior en altura y de peso similar al del propio Muresan.

El caso de Gheorghe Muresan es el de un hombre al que el baloncesto le salvó la vida literalmente, ya que sin los cuidados y tratamientos que recibió en Washington al extirparle el tumor en la glándula pituitaria, su esperanza de vida probablemente no habría pasado de los 45 años, como en casos similares como el del famoso André el gigante.

Un jugador único por su historia y sus condiciones físicas, al igual que por su carácter y personalidad, que le llevó a ser una estrella del baloncesto y del corazón de los aficionados al baloncesto.

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